CUENTA KUKUSHKA:
Comienza la temporada 2013/14 de los talleres de Kukushka-Team y del Baúl de Kukushka.
La inauguración de este nuevo ciclo se inicia con la relación de los cambios que los niños sufren tras la vuelta de las vacaciones; el fin del verano, el cambio de ritmo y horarios con las inseguridades, miedos y alteraciones en las emociones que sufren los más pequeños.
Veremos muchos cambios tras el verano en nuestros hijos, no sólo físicos, sino como emocionales. ¡Crecen tan rápido!
La emoción más grande que notarás en ellos este tiempo será el miedo. Miedo producido por el cambio, por las separaciones, por nuevas situaciones y nuevas personas que ya no serán de su círculo familiar o del más intimo y confortable. Esto es en relación la vuelta al aula, sea el que sea el lugar.
Ese miedo no lo verás tangible, sino de forma sutil en actitudes y comportamientos diferentes que no han tenido anteriormente, nuevos terrores o pesadillas nocturnas, cambios en el control de esfínteres y aumento del movimiento, rabietas y lloros incontrolables, sin aparentemente un gran detonante o causa justificada.
En relación al miedo en los niños, me viene a la mente frases de las que les no colaboran en absoluto a evitar que lo sufran, sino todo lo contrario; pronuncian y estimulan su miedo.
Frases que me horrorizan, frases que no respeto, fases que rechazo, pues lo que producen es una dominación hacia el niño, un abuso del adulto utilizando el miedo. Frases utilizadas desde hace tantísimo años y que, como dije anteriormente, aún sigo escuchando. Como son , entro otras, las siguientes:
Frases que me horrorizan, frases que no respeto, fases que rechazo, pues lo que producen es una dominación hacia el niño, un abuso del adulto utilizando el miedo. Frases utilizadas desde hace tantísimo años y que, como dije anteriormente, aún sigo escuchando. Como son , entro otras, las siguientes:
¡Que viene el coco!
¡Si te alejas de mamá viene el hombre del saco y te llevará!
¡Va a venir ese señor monstuoso y te va a regañar!
¡La bruja pirula va a venir a por ti si te portas mal!
¡Que viene el lobo feroz y te comerá!
¡Si te subes ahí arriba te vas a caer y romper la cabeza!
¡Si comes eso te pondrás malo y tendrás que ir al médico si tomas eso para que te ponga una inyección en el culo y te dolerá mucho!!!
¡Te vas a poner tan enfermo que te tendrás que quedar en el hospital si tomas tantos helados!
¡Si tomas muchas chuches se te caerán los dientes!
Estas frases las escuchaba de mis
abuelos, de mis padres y de profesoras en el colegio. Con lo que he podido contrastar
la mayoría de nuestra generación hemos crecido con ellas.
¿Por qué me llaman la atención cuando
las escucho actualmente?
Vamos…creo que hemos visto los
estragos que la educación y "pedagogía negra" o "pedagogía gris" (Alice Miller), ha creado en las personas que
vivimos bajo ella, hemos comprobado lo que nos ha costado tener seguridad,
valentía y atrevimiento, por enumerar alguna de las secuelas de esa educación.
Y si es así, ¿por qué seguimos
primando el conformismo, la sumisión, el control sobre los niños y limitar su
libertad, imaginación, espontaneidad y atrevimiento?
¿Por comodidad?, ¿Por seguridad?, ¿ Por nuestro propio miedo?. o por el mal utilizado y dirigido : es por tu bien.
Para un niño que reciba estas frases, la calle se vuelve un lugar hostil y tremendamente peligroso; cualquier esquina, calle, cruce o portal, puede ser el lugar de donde salga ese
monstruo, hombre del saco, bruja, cocodrilo o cualquiera de las invenciones que
hemos creado los adultos para tener “amarrado” al niño a nuestro lado y bajo
nuestras órdenes.
El parque se convierte en una zona
minada de peligros mortales, lugar en el que para un niño andar, corretear,
subir y bajar, deslizarse o balancearse, lo que es simplemente jugar sanamente, se les puede convertir en un simil de un campo de minas
mortales.
La casa (su hogar) se vuelve un lugar
lleno de límites peligrosos, la cocina se convierte en un lugar misterioso en el que mejor ni asomarse,
los cajones y armarios, se vuelven espacios de los cuales cosas mortales pueden salir y
acecharle, debajo de las camas de día si pueden mirar…pero de noche la cosa
cambia…, los pequeños duermen acurrucados sin que un pie salga hacia fuera o le
cuelgue una mano, pues un ser de otro mundo puede atraparlos.
La imaginación desbordante, el
desconocimiento y el convencimiento de que los adultos son serios y dicen
siempre la verdad, provoca que las pesadillas, los miedos y los sustos ocurran
a diario.
Se puede clasificar lo que es el miedo desde cinco perspectivas que a la vez son complementarias:
- Biología: Desde el punto de vista biológico, el miedo es un esquema adaptativo, y constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa, surgido para permitir al individuo responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. En ese sentido, es normal y beneficioso para el individuo y para su especie.
- Neurología: Desde el punto de vista neurológico es una forma común de organización del cerebro primario de los seres vivos, y esencialmente consiste en la activación de la amígdala, situada en el lóbulo temporal.
- Psicología: Desde el punto de vista psicológico, es un estado afectivo, emocional, necesario para la correcta adaptación del organismo al medio, que provoca angustia y ansiedad en la persona, ya que la persona puede sentir miedo sin que parezca existir un motivo claro.
- Sociología: Desde el punto de vista social y cultural, el miedo puede formar parte del carácter de la persona o de la organización social. Se puede por tanto aprender a temer objetos o contextos, y también se puede aprender a no temerlos, se relaciona de manera compleja con otros sentimientos (miedo al miedo, miedo al amor, miedo a la muerte, miedo al ridículo), y guarda estrecha relación con los distintos elementos de la cultura.
- Evolutivo: Desde el punto de vista evolutivo el miedo es un complemento y una extensión de la función del dolor. El miedo nos alerta de peligros que no nos han ocasionado algún dolor, sino más bien una amenaza a la salud o a la supervivencia. Del mismo modo en que el dolor aparece cuando algo nocivo ataca nuestro cuerpo el miedo aparece en medio de una situación en la que se corre peligro.
Como resumen, se puede decir que el miedo funciona como una alarma frente al peligro. El miedo es necesario, no avisa, nos bloquea para ser más cautos, prudentes y precavidos. Por tanto, un niño sin miedo es un
peligro, pero más peligro para el niño es un adulto que le recuerda el peligro
constantemente e injustificadamente.
Los límites sanos hacia la seguridad
del niño son constructores de su percepción del entorno y salvaguarda su
seguridad.
Los límites insanos y en exceso destruyen la percepción del entorno
al niño y ponen en riesgo su seguridad emocional, biológica y social.
SOBRE EL MAL USO DEL MIEDO:
Los niños, como cualquier persona adulta, evitan acercarse a situaciones que les produce miedo. La imaginación de los niños, es una máquina muy productiva y poderosa. Debido a ello es tan efectivo utilizar el miedo para evitar una conducta que no desea el adulto ya sea padre, madre, familiar, cuidado o profesor.
El niño, bajo la amenaza del lobo feroz, el hombre del saco, el coco, el cuarto oscuro, la bruja pirula y demás invenciones que los adultos hemos creado, reaccionará temeroso y obediente. Pero ¿realmente sabemos lo que esto produce en el niño?.
Creo que si verderamente supiéramos lo que esto significa en la mente de los más pequeños y si somos sanos, emocional y mentalmente, dejaríamos de utilizar estas amenazas.
Meter miedo para que un niño se comporte como deseamos o creemos que debe comportarse, es una acción dañina para la seguridad y emocionalidad sana del niño. Funciona de inmediato y es efectivo el meter miedo al niño, pero a largo plazo no funciona , sino que daña su pequeña mente , creando fobias, ansiedades, angustias, temores que pueden estar toda la vida y no llegar a superarse nunca.
Conozco a una persona adulta, que tiene que dormir, haga frío o 40 grados, tapado hasta la cabeza cuando duerme, pues aún piensa que si no se tapa, algo malvado le acechará por la noche. Esta persona sabe que no es racional su pensamiento, pero si emocional, puesto que cuando intenta dormir destapado tiene ansiedad y sudores que no le permiten pegar ojo en toda la noche. Y éste es únicamente un ejemplo, conozco muchos más, que me han ido contando. Si os paráis a pensar y hablar sobre el tema con otros adultos de confianza, seguramente saldrán muchos ejemplos más.
No debemos, por tanto, castigar a nuestro hijo, haciéndole pasar un mal rato en su presente y futuro, a causa de meterle miedo , pues le puede durar toda la vida.
¿Cuál sería la opción más sana y positiva, para la seguridad de los más pequeños?, pienso que sería explicarles que existen cosas peligrosas que no deben hacerse para su seguridad. Avisarles en el momento, estar presentes para evitar, a la vez que indicarle que no todo el mundo es bueno y que los desconocidos son eso: desconocidos. Que el mal existe.
DIFERENTES MIEDOS Y ORIENTACIONES
POSITIVAS
- CUANDO EL MIEDO ES A PERSONAJES FICTICIOS:
Los personajes malos de los cuentos infantiles o de la cultura popular provocan un gran impacto en los niños de estas edades, sobretodo si se los encuentran físicamente y de forma brusca, ya sea en una persona disfrazada o en una película del cine o de la televisión. La desbordante imaginación de los más pequeños y la línea, que aún no tienen demasiado clara, entre la realidad y la ficción hace que, toparse con la bruja mala pueda convertirse en una experiencia aterradora.
Por eso, es muy importante evitar los sustos y las bromas al respecto. Preparar al niño si vemos que, durante Carnaval por ejemplo, puede toparse con este tipo de personajes. Debemos acompañarle en todo el momento, darle la mano, proporcionarle seguridad y protección, haciéndole ver, de algún modo, la diferencia entre la realidad y la ficción son buenas pautas a seguir. Muy importante es, no reírse de su miedo y bromear con palabras como "miedica", "cobarde" o con confundido que está.
- CUANDO EL MIEDO ES A LA OSCURIDAD:
Uno de cada tres niños tiene miedo de
la oscuridad entre 3 y 9 años, alrededor de los 9 años desaparece.
El miedo a la oscuridad muchas veces
se asocia a las pesadillas que tienen lugar durante la noche, y que son de
contenido desagradable o amenazador para el niño, por ejemplo: alguien lo persigue y está
solo sin saber qué hacer, corre pero no lo suficientemente deprisa, se cae por
un precipicio. Las pesadillas acostumbran a aparecer entre los 3 y los 6
años. La mayoría de los niños supera el miedo a la oscuridad, pero en algunos
casos persiste durante largo tiempo. Durante esta edad es importante potenciar
a través de cuentos, canciones y juegos, el contacto agradable y positivo con
la oscuridad.
Se deben evitar las películas y
cuentos infantiles que relacionen a los malos con la oscuridad, las amenazas de
castigos en el "cuarto oscuro" y las bromas desagradables. Por el
contrario, es bueno practicar juegos divertidos en la oscuridad (la gallinita
ciega, sombras chinescas, regalos escondidos en la oscuridad, el escondite,
etc.), ya que estas enseñar al niño el encanto de la noche, de las estrellas y de la ciudad
iluminada. Otra forma es costumbrar al niño a dormir a oscuras y, si tuviera pesadillas,
intentar consolarlo con la luz apagada (para evitar que relacione oscuridad con
pesadillas y luz con consuelo). A veces, un piloto luminoso puede ser útil para
evitar la oscuridad total y poderse levantar de la cama si es necesario.
- CUANDO EL MIEDO ES A LA SEPARACIÓN:
Si el niño ha empezado la guardería o el colegio o está a punto.
Esa vivencia será para él una separación forzosa ya que, se
verá obligado a pasar largas horas lejos de sus padres. Por eso los padres
debemos preparar a nuestro hijo para que viva la experiencia de la separación
de la manera menos traumática posible. Lo mejor es favorecer su autonomía e
independencia.
La autonomía de nuestro hijo se
promueve reforzando su comportamiento independiente, curiosidad intelectual,
responsabilidad, etc. ¿Cómo hacerlo? Respetando aquellas decisiones que él tome
y que sean posibles: "Quiero quedarme a dormir en casa de David",
"No, yo me pongo los zapatos solo, que ya sé", "Déjame a mi
apretar el botón del ascensor", etc.
Debemos evitar las conductas
sobreprotectoras o los sentimientos de miedo, tristeza, ansiedad, etc. respecto
a nuestro hijo. Es importante que los padres aprendamos a controlar estas
emociones ya que lo único que conseguimos es contagiárselas al niño. Un niño siempre necesita la seguridad de los padres, es decir, unos padres seguros. Pensar que
la sobreprotección es una pauta educativa errónea y muy nociva para el niño,
nos ayudará mucho aprender a reconocerla, para poder evitarla, y a apostar más por la independencia de nuestro hijo.
- CUANDO EL MIEDO ES A LOS GOLPES, DAÑOS Y ENFERMDEDAD:
Los niños en edad preescolar tienen un miedo horroroso a
hacerse daño, a las heridas, a ver sangre… Consumen más tiritas durante este
periodo que en el resto de su vida. Normalmente los niños con estos miedos
tienen algún familiar que sufre con lo mismo. Es un tipo de fobia que se
contagia rápidamente.
Si nuestro pequeño va a ser hospitalizado, es muy normal que le asusten palabras como cirugía, dolor, anestesia, etc. Se recomienda que los padres mantengan una actitud tranquila en la que el niño pueda apoyarse y sentirse seguro. También es muy aconsejable explicarle claramente lo que van a hacerle los médicos, qué es la anestesia, que le darán pastillas para que no le duela, desdramatizando la situación, pero con la máxima claridad y respeto a su miedo. Está comprobado que el grado de ansiedad que pasa un niño en el hospital es mucho menor si se le explica lo que le va a suceder y se tiene empatía con él.
Para que nuestro hijo no desarrolle miedos gratuitos o infundados,
evitaremos todo tipo de bromas y amenazas que hagan referencia al mundo
médico-hospitalario, como las frases que comentaba al principio: "Cómo te portes mal te llevo al médico a que te ponga
una inyección", "Mira que aviso al doctor", "Ay que
tendremos que ir al hospital…”
Existen emociones contrarias al miedo
que resultan ser los mejores aliados para luchar contra él: nos referimos a la
alegría, la seguridad, el humor, el enfado, la rabia o la risa.
Enseñar a
nuestro hijo a enfrentarse a sus miedos de la mano de alguna de estas
emociones, resulta muy eficaz. Si nuestro hijo tiene miedo a la oscuridad,
podemos enseñarle a contraponer otra emoción ante ese miedo.
También es importante ayudar al niño
a crear frases o imágenes mentales de valentía y coraje que le ayuden a
enfrentarse a la situación que teme. Es muy diferente entrar en un cuarto
oscuro pensando "me van a atacar" o "me voy a encontrar
monstruos malos", que pensar "soy muy valiente y puedo superar el miedo" y "soy capaz de dormir a oscuras". Los primeros mensajes
hacen que el miedo cada vez sea mayor, llegando incluso a paralizar. En cambio, los segundos, ayudan a mantener el miedo controlado y pueden ayudar a disminuirlo.
DEL BAÚL SALE:
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